"El odio es el veneno que uno toma pensando que muera el otro"
-William Shakespeare-
Que nadie se alarme con el título. No pretendo insultar ni menospreciar a nadie. No es ese el objetivo de este artículo.
Según el diccionario, el término "malnacido" se refiere (1) a una persona que se comporta malvada o miserablemente. (2) persona despreciable o indeseable.
Pero yo quiero darle un significado personal menos peyorativo. Mal nacido es una persona que ha nacido en el sitio equivocado, que no ha nacido en el lugar que le correspondería. Y me explico.
Existen muchos individuos (no catalanes) cuyos gustos futbolísticos se vinculan con ese equipo que viste de blaugrana, que es insignia de los anhelos separatistas de "ese país al noreste de España" y cuya razón de ser es más políticas que deportiva: El FC Barcelona o "Barça".
Esos individuos han nacido mal. En serio.
Han nacido en el sitio equivocado: unos en Argentina, otros en Sevilla, Valencia o País Vasco y algunos, hasta en Madrid.
Han nacido mal porque no se entiende haber nacido en una ciudad e identificarse con otra, ser del Barcelona y no ser catalán, ser español y no ser independentista. Deberían haber nacido en Cataluña!!!
Han nacido en el sitio equivocado: unos en Argentina, otros en Sevilla, Valencia o País Vasco y algunos, hasta en Madrid.
Han nacido mal porque no se entiende haber nacido en una ciudad e identificarse con otra, ser del Barcelona y no ser catalán, ser español y no ser independentista. Deberían haber nacido en Cataluña!!!
Han nacido mal porque su apoyo al barcelonismo les hace cargar una cruz muy pesada: la envidia. Envidia que les lleva al odio hacia el club más laureado de la historia, considerado por las autoridades futbolísticas como el mejor, el más rico y saneado club de fútbol de la historia: el Real Madrid.
Una envidia que les ensangrenta los ojos, un rencor que les corroe las entrañas, un resentimiento que les ciega despojándoles de toda objetividad y un odio que les envenena y les mata.
Un odio por el que jamás reconocen los méritos de su "envidiado" rival. Un odio por el que nunca reconocen su historia ni le rinden pleitesía, aún cuando su grandeza y su nobleza son claras evidencias para el resto del mundo. Un odio por el que jamás halagan sus valores ni sus principios. Ni tampoco sus finales...(las finales no se merecen, se ganan).
Han vivido décadas en la excusa del blanco y negro (las primeras 5 copas de Europa), en la mentira del negro (los árbitros), en la falacia del azul (el apoyo del franquismo) y en la contradicción del blaugrana frente al blanco inmaculado.
Cuando esos falsos argumentos se caen por su propio peso, por el paso del tiempo y por la consecución de nuevos y mayores éxitos, inventan otros: el poderío económico, la suerte del minuto 93', la "flor del entrenador" o el mal carácter de un jugador.
Siguen viviendo envenenados por el odio irracional a sus éxitos, a su palmarés, a su grandeza, pensando que odiándole, pueden matar al Real Madrid. Nada más lejos de la realidad: "Lo que no te mata, te hace más fuerte".
El odio del enemigo nos alienta, nos fortalece y nos enorgullece por el trabajo bien hecho, por el deber cumplido y por el éxito obtenido.
Gracias por odiar al Real Madrid, porque todos sabemos que... "de bien nacidos es ser agradecidos".
Lo dicho: Gracias y... ¡Hala Madrid!