miércoles, 21 de agosto de 2013

CUANDO LA RUINA ENTRA POR LA PUERTA, EL AMOR (INTERESADO) SALTA POR LA VENTANA







Una de las causas de mayor desgaste en una pareja es la constante discusión que surge alrededor del dinero; el pago de servicios, comida, ropa, escuelas de los hijos, entre otras muchas necesidades, e interfiere con la capacidad de tener una calma básica para consolidar las relaciones.


Cuando las necesidades económicas atacan a las parejas y estas no están acostumbradas a separar las finanzas de los asuntos del amor surgen las discusiones, los reclamos y la intolerancia a la frustración que destruye con dramatismo los vínculos de unión despertando las pasiones y en ocasiones hasta la desesperación.

Cuando uno se casa, afirma y promete..."Yo, fulano de tal...prometo quererte y respetarte en la enfermedad o en la salud, en la riqueza y en la pobreza"......todos los días de mi vida?????; pronunciamos estos conceptos poderosos, con bastante seguridad, pero cuando nos pasan las facturas.........? bueno eso ya es otra cosa.


Existen parejas que logran manejar bastante bien las dificultades económicas aunque muchas otras realmente no las soportan pues sobre esta realidad de dinero apoyan y descargan una serie de deseos, esperanzas y sobre todo idealizaciones que se han formado en el matrimonio.

Antes, las parejas se planteaban una vida económica basada en que uno de ellos, generalmente el hombre, se hacía cargo de la economía familiar  y, claro está, que cuando esto se veía afectado la misma esposa y los hijos manifestaban una demanda irracional sobre el padre, sin considerar que ellos formaban también parte de esa familia.

Tradicionalmente, se ha exigido al hombre a tomar cargo de la economía familiar y el trabajo remunerado ha representado una de las fuentes de poder y recursos más importantes, así como una forma de identidad. Por lo tanto, cuando están desempleados o tienen un empleo precario se generan serias lesiones en su autoestima y su masculinidad.

Actualmente los  esquemas sociales y familiares han cambiado y son  ambos miembros de la pareja quienes trabajan aportando ambos  a la economía familiar y procurando los gastos. Las familias se organizan formando un equipo en el que todos están incluidos. Los hijos deben incluso, llegada cierta edad, aportar para el bien común, creándose así vínculos más solidarios. Sin embargo cuando uno de los miembros  se ve afectado por el peso de un despido, inevitablemente surge una demanda y un pedido por parte del grupo familiar.

Es necesario poder observar la existencia de situaciones donde la estabilidad económica familiar entra en riesgo:


  •     Un menor ingreso al esperado, haciendo que la familia ataque al que no puede proveer.
  •     Mala organización de la economía familiar.
  •     Mal uso o abuso de tarjetas de crédito.
  •     Abuso de sustancias y adicciones tales como el tabaco, alcohol, drogas.
  •     Interés por aparentar lo que no se es, con el gasto excesivo que conlleva.
  •   Despidos inesperados por los cuales el familiar además de sentirse mal en lo personal carga con la culpa y la demanda de los demás.
  •     Problemas personales o enfermedad de uno de los miembros.
Para favorecer la economía familiar sana y fijar a todos los miembros bajo un mismo objetivo:


  •    Crear un presupuesto de los gastos fijos y no sobrepasarlos (luz, agua, teléfono, renta, colegiaturas).
  •     Crear un ahorro semanal  con metas concretas que involucre a todos los miembros de la familia.
  •     Considerar el uso de tarjetas de créditos para situaciones excepcionales o emergencias.
  •     Fomentar el ahorro en los hijos y controlar los gastos de este mismo ahorro.
  •     Abrir una cuenta de ahorro a plazo fijo.
  •  Fijar metas que motiven al ahorro familiar (compra de automóvil, viaje, electrodomésticos).
Se necesita mucha madurez, y sentido sobrenatural para entender que todo es temporal, que la rueda de la fortuna nos hace estar arriba unas veces y abajo otras...que los apegos a lo material nos hacen frágiles, que se requiere vivir bien con lo poco que se tiene, en lugar de frustrado por lo que no se tiene...

Si uno de los cónyuges se queda en la posición de que es “el otro el que tiene que resolver el problema”, entonces la crisis se hará inminente y la parte económica terminará siendo el mejor vehículo para destrozar la familia. 



Hagamos  ante la crisis un frente común y evitemos que el amor salga por la ventana.




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