“I amar prestar aen,
han mathon ne nen, han mathon ne chae a han noston ned ‘wilith"
El mundo ha cambiado.
Lo siento en el agua. Lo siento en la tierra. Lo huelo en el aire..."
Galadriel, El Señor de los Anillos
Si hoy, J.R.R. Tolkien levantara la cabeza, diría: "El mundo ha cambiado. Lo leo en Twiter. Lo comparto en Facebook. Lo cuelgo en YouTube...”
La World Wide Web, es decir, Internet ha cambiado nuestros gustos e intereses personales, nuestras tendencias políticas, nuestros paradigmas de sociedad, nuestros usos y costumbres, nuestros consumos, nuestras amistades, nuestra salud, nuestras formas de diversión, etc.
Lo ha cambiado todo, y lo ha hecho con nuestro beneplácito o sin él. La Red ha cambiado el espectro espacio/temporal mundial, proporcionando información de cualquier tipo a la velocidad de la luz (a un click).
En la actualidad, existen más de 3.000 millones de usuarios de Internet (casi la mitad de los seres humanos).
Lo que supone un aumento de casi un 600% con respecto al año 2000.
Twiter, el SMS de Internet tiene más de 500 millones de usuarios o seguidores (followers), generando 65 millones de tuits al día (mensajes de texto plano de corta longitud, con un máximo de 140 caracteres) y maneja más de 800.000 peticiones de búsqueda diarias.
YouTube, desde su nacimiento, ha editado más de un trillón de videos, lo que equivaldría a ver cada ser humano de la Tierra 140 veces. En la actualidad, tiene más de 1.000 millones de "artistas".
Facebook, la red social por antonomasia, posee más de 1.350 millones de usuarios activos que equivalen casi a la población de China, el país más poblado del mundo.
Instagram sube 100 millones de fotos diarias de 300 millones de usuarios.
WebMd, portal de información médica, tiene más de 107 millones de "médicos".
Ya no concebimos la vida sin tecnología. Más de 1700 millones de personas con sus smartphones se comunican y navegan por la red, "wassapean", hacen gestiones a distancia utilizando un sinfin de aplicaciones, compran y venden, pagan el parking, consultan la cartelera, buscan restaurante, recorren virtualmente el lugar de vacaciones, juegan, escuchan música, conocen la ubicación de cualquier cosa, etc.
Hemos pasado de una generación "analógica" a una generación "digital" o también llamada "Pulgarcita", cuyos pulgares son la extensión de su cerebro y la llave a la información. Esta generación tiene la posibilidad de reinventar nuestra sociedad porque tiene "el mundo en sus manos".
En su libro “Pulgarcita”, Michel Serres, miembro de la Academia Francesa, filósofo e historiador de las ciencias, escritor y ensayista nos describe algunas de sus características:
"La generación "Pulgarcita" vive en la ciudad pero es sensible al medio ambiente, contamina menos, es prudente y respetuosa.
Su esperanza de vida ha aumentado hasta los ochenta años. Sus bisabuelos se juraron fidelidad eterna, y ellos a duras penas tienen una visión de diez años de matrimonio.
Mientras sus parientes fueron concebidos sin saber ni sexo ni fecha de nacimiento, ellos pueden tener un nacimiento programado y conocer el sexo de su hijo antes de que nazca.
La edad de las madres para tener su primer hijo ha aumentado de diez a quince años y más de la mitad de sus padres son divorciados y no tienen la misma genealogía familiar.
Nacidos bajo la anestesia epidural y con nacimiento programado. No sienten temor de la muerte debido a los avances de la ciencia.
Frecuentan pues un espacio topológico de vecindades, mientras que nosotros habitábamos un espacio métrico, referenciado por las distancias.
Ya no habitan el mismo espacio. Mientras que sus predecesores se criaban en un mundo culturalmente homogéneo, ellos estudian en un ambiente heterogéneo con personas de diferentes religiones, idiomas, descendencias y culturas. Para ellos y sus maestros, el multi-culturalismo es normal".
Ya no se pierden, ya pueden preguntar al instante lo que no saben o les despierta la curiosidad, ya cuentan lo que les pasa en el momento, acompañado de imágenes, sea fotografía o vídeo.
No tienen el mismo cuerpo, la misma expectativa de vida, no se comunican de la misma forma, no perciben el mundo de la misma manera, no viven en la misma naturaleza, no perciben ya el mismo mundo exterior, no habitan el mismo espacio. Ellos no conocen ni integran ni sintetizan como sus antecesores. Ya no tienen la misma cabeza.
No tienen el mismo cerebro de su padre y madre y aprenden de manera diferente. Por el móvil, acceden a todas las personas; por el GPS, a todos los lugares; por la red a todo el saber.
La ciencia es lo que el padre enseña al hijo. La tecnología es lo que el hijo enseña al padre".
Tangado haid! Leithio i philinn!
¡Mantened posiciones! ¡Disparad las flechas!
Elrond, el Señor de los Anillos
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