El término corrupción (del latín corruptĭo, corruptiōnis, a su vez del prefijo de intensidad con- y rumpere 'romper, hacer pedazos') se refiere a la degradación y/o putrefacción de algo.
La corrupción política, es decir, el mal uso o el abuso del poder público para conseguir una ventaja ilegítima, generalmente de forma secreta y privada parece ser parte intrínseca y primordial del ADN de nuestros políticos gobernantes.
Para focalizar el "meollo de la cuestión", las formas de corrupción más comunes y, que desgraciadamente oímos cada día en las noticias, son:
- PREVARICACIÓN. Resolución arbitraria de un cargo público en un asunto administrativo o judicial, a sabiendas de que es injusta.
- COECHO (SOBORNO). Omisión o intercambio ilegal de servicios o retribuciones monetarias de un cargo público con terceros, para beneficio mutuo.
- TRÁFICO DE INFLUENCIAS. Influencia de la autoridad pública en otros cargos públicos para beneficio económico.
- MALVERSACIÓN. Uso o apropiación indebida de valores o fondos públicos confiados a una persona en razón de su cargo, para un fin distinto al asignado.
- EXTORSIÓN. Presión con amenazas para obtener un beneficio.
- NEPOTISMO. Preferencia o discriminación ilícita de personas para el acceso a un cargo público o a las prestaciones del mismo.
- PECULADO. Apropiación indebida de fondos públicos por parte de la persona que los administra.
- CLIENTELISMO. Intercambio extraoficial de favores, en el cual los titulares de cargos políticos regulan la concesión de prestaciones, obtenidas a través de su función pública o de contactos relacionados con ella, a cambio de apoyo electoral.
La corrupción indefectiblemente da paso a la cleptocracia (del griego clepto, 'robo'; y cracia, 'fuerza' = dominio de los ladrones), es decir, el establecimiento y desarrollo del poder basado en el robo de capital, institucionalizando la corrupción, de forma que las acciones delictivas quedan impunes, debido a que casi todos (o todos) los sectores del poder están corruptos (sistema jurídico, administrativo, político y económico).
Por eso y por mucho que nos cuenten, es imposible que nuestro país salga del hoyo en el que se encuentra y se reactive la economía, ya que el "dominio de los ladrones" evita la competencia y la libre concurrencia de proveedores en igualdad y se produce el "saqueo" de las arcas públicas en favor de una minoría corrupta.
Aumenta la sensación de injusticia y crea des-afección de los ciudadanos a un sistema que percibe como contrario o inaceptable lo que conduce a la "indignación".
Mina el desarrollo económico ya que genera ineficiencia y distorsiones considerables al desviarse inversiones públicas a proyectos de capital en los que los sobornos y mordidas son más abundantes.
Reduce la calidad de los servicios e infraestructura gubernamentales
Incrementa las presiones presupuestarias sobre el gobierno y por tanto, los impuestos.
La corrupción política en España es una realidad y su nivel de tolerancia o de combate evidencia la madurez política de nuestro país: 1.700 casos de corrupción abiertos, 500 implicados y 40.000 millones de impacto.
Gobernantes mediocres, políticos incapaces, cargos públicos poco preparados, funcionarios negligentes, empresarios avariciosos, autónomos anti-iva...en definitiva.. el mejor caldo de cultivo para los comportamientos corruptos y las actitudes individualistas y codiciosas: "sálvese quien pueda, pero yo primero".
Entonces, ¿España es una democracia?
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