Cuando se habla de las cuestiones que hacen fracasar a una pareja se suele nombrar los problemas de comunicación, la falta de compatibilidad sexual o las desavenencias derivadas de una incorrecta planificación de tareas. Pero se suele pasar de soslayo por el que es, de hecho, el mayor problema: la gestión económica del hogar. Por sorprendente que pueda parecer, las discusiones financieras causan más conflictos matrimoniales que la infidelidad, los niños, las tareas del hogar o los problemas sexuales.
Desde el punto de vista económico, los factores que mantienen a un matrimonio unido tienen que ver con la inversión que realizamos en tiempo, esfuerzo y energía emocional, pero también en términos financieros.
1. Tratad el tema con delicadeza
Por desgracia, las conversaciones sobre temas económicos suelen ser muy delicadas.
Cualquier discusión puede acabar como el rosario de la aurora.
Tu pareja puede tomarse muy mal que le digas que gasta más de lo que debiera, que al fin y al cabo es el origen de todo problema financiero.
Es por esto que debes empezar la conversación desde otra perspectiva.
Cualquier discusión puede acabar como el rosario de la aurora.
Tu pareja puede tomarse muy mal que le digas que gasta más de lo que debiera, que al fin y al cabo es el origen de todo problema financiero.
Es por esto que debes empezar la conversación desde otra perspectiva.
Por ejemplo, trata de abordar cuestiones financieras desde un punto de vista neutral, preguntando cosas como “¿cuáles son tus metas financieras?” o “¿en qué prefieres gastar el dinero?”. Este tipo de preguntas, aunque parecen absurdas, te permitirán empezar a hablar del asunto sin resultar demasiado agresivo.
2. Organizad bien vuestras cuentas
Muchas parejas tienen una cuenta de banco compartida, pero es algo que no es útil ni provechoso para todo el mundo. Si una de las partes no es muy cuidadosa con el dinero que entra y sale de ésta, es muy sencillo que las cosas se compliquen, y tengamos discusiones monetarias todos los meses.
Cada vez más matrimonios y parejas prefieren mantener una separación de bienes, que asegure cierta independencia financiera entre las partes, pero esto no asegura que se vayan a evitar los problemas económicos. Al fin y al cabo, por mucho que cada uno lleve sus cuentas, existen un montón de gastos comunes que debemos aprender a gestionar en pareja.
Debemos tratar de llegar a acuerdos que satisfagan a ambos Una buena idea es organizar las finanzas de forma mixta.
Por ejemplo, ingresando el 75% de la nómina en una cuenta común, de la que se extraigan los gastos compartidos, para dejar un 25% en la cuenta personal, para “asuntos propios”.
Todo depende, claro, de cuánto esté ganando cada uno, qué gastos tengáis en común (el alquiler o la hipoteca suele ser el mayor de todos) y cuánto dinero queráis mantener en privado.
Lo importante, en cualquier caso, es saber llegar a un acuerdo que satisfaga a ambos.
Por ejemplo, ingresando el 75% de la nómina en una cuenta común, de la que se extraigan los gastos compartidos, para dejar un 25% en la cuenta personal, para “asuntos propios”.
Todo depende, claro, de cuánto esté ganando cada uno, qué gastos tengáis en común (el alquiler o la hipoteca suele ser el mayor de todos) y cuánto dinero queráis mantener en privado.
Lo importante, en cualquier caso, es saber llegar a un acuerdo que satisfaga a ambos.
3. Mantened conversaciones sobre finanzas de forma regular
Muchas personas rehuyen por todos los medios hablar de dinero, sobre todo si tienen poco, porque les resulta una conversación de lo más incómoda.
Pero una familia no deja de ser una unidad económica –la unidad económica básica, de hecho– y es necesario mantener conversaciones serias sobre las finanzas con relativa frecuencia.
Dependiendo de la situación de cada pareja estas conversaciones tendrán que ser más o menos habituales, pero al menos deberíais mantener una cada trimestre.
Pero una familia no deja de ser una unidad económica –la unidad económica básica, de hecho– y es necesario mantener conversaciones serias sobre las finanzas con relativa frecuencia.
Dependiendo de la situación de cada pareja estas conversaciones tendrán que ser más o menos habituales, pero al menos deberíais mantener una cada trimestre.
4. Marcad un límite para los gastos de la cuenta común
Si tenéis un dinero compartido es importante marcar un límite de gasto, a partir del cual tengáis que avisar a vuestra pareja.
Es lógico no decir nada si has hecho la compra semanal en el supermercado, pero igual es conveniente preguntar antes de incluir en ella una paletilla de jamón ibérico.
Como siempre, lo ideal es usar el sentido común, pero si crees que no es suficiente, establece un límite: por ejemplo, acuerda que hay que avisar de cualquier gasto en la cuenta común que supere los 200 euros.
Parece un tanto radical, pero es algo que puede evitaros muchas discusiones.
Es lógico no decir nada si has hecho la compra semanal en el supermercado, pero igual es conveniente preguntar antes de incluir en ella una paletilla de jamón ibérico.
Como siempre, lo ideal es usar el sentido común, pero si crees que no es suficiente, establece un límite: por ejemplo, acuerda que hay que avisar de cualquier gasto en la cuenta común que supere los 200 euros.
Parece un tanto radical, pero es algo que puede evitaros muchas discusiones.
5. Fijad objetivos comunes
Hay quien dice que el dinero no puede comprar la felicidad.
Lo que es seguro es que unas finanzas de pareja saneadas te permitirán cumplir aquello que de verdad deseas hacer con tu pareja: mudarte de casa, irte de viaje, tener hijos, comprar un nuevo coche…
Si los dos fijáis objetivos comunes, es más sencillo que luchéis por ahorrar y mantener las cuentas en buen estado.
Lo que es seguro es que unas finanzas de pareja saneadas te permitirán cumplir aquello que de verdad deseas hacer con tu pareja: mudarte de casa, irte de viaje, tener hijos, comprar un nuevo coche…
Si los dos fijáis objetivos comunes, es más sencillo que luchéis por ahorrar y mantener las cuentas en buen estado.
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