Dos palabras curan todas las heridas: GRACIAS y PERDÓN
Cuando provocamos angustia a otra persona, nunca es fácil decir "lo siento" (ya lo decía Chicago en su canción It Is Hard For Me To Say Im Sorry).
Y aunque la película Love Story nos muestra una idealizada definición del amor: "el amor significa nunca tener que decir lo siento", incluso la pareja más enamorada, a veces, se encuentra en la tesitura de tener que decirlo: bien porque hemos olvidado de recordar una fecha importante, o porque decimos algo de lo que nos arrepentimos, o sin darnos cuenta, hemos generado una mala situación por algo que hemos hecho o que no hemos hecho y no admitimos nuestra culpa.
Sin embargo, después de pensarlo un rato, recapacitamos y nos damos cuenta de que hay que volver a poner las cosas en orden, y la disculpa verdadera es la única manera de hacerlo.
En circunstancias menos intensas, tenemos la tendencia de utilizar la palabra "perdón" muy a menudo, sin darle ningún valor y de forma superflua: cuando pisamos o nos tropezamos con alguien, o cuando nos disculpamos al teléfono porque no escuchamos bien, etc. El promedio de uso diario de la palabra "lo siento" no tiende a causar demasiada dificultad emocional.
Entonces, ¿cómo disculparnos con éxito? existen algunos factores claves para asegurar que nuestras disculpas tengan el impacto deseado:
Debe ser sincera y honesta
Si nos disculpamos, debemos hacerlo mediante una comunicación empática y honesta, así allanaremos el camino al perdón.
El único inconveniente es que si pedimos constantemente disculpas, llegará un momento en el que la otra persona decida que nuestros "lo siento" no tienen valor.
Debe aliviar a la otra persona, no lavar tu conciencia
Una disculpa tiene que reflejar nuestra verdadera preocupación por la otra persona, debe ser acerca de las experiencias de la otra persona, no de nuestro deseo de sentirnos mejor con nosotros mismos.
Preguntémonos por qué queremos disculparnos: ¿para aliviar nuestros sentimientos de culpa, o es porque realmente nos arrepentimos de lastimar a la otra persona?
Ofrecer una disculpa que trata de conseguir limpiar nuestra conciencia, no funcionará. Es preciso reconocer el dolor de la otra persona y luego, sentirlo de verdad.
Preguntémonos por qué queremos disculparnos: ¿para aliviar nuestros sentimientos de culpa, o es porque realmente nos arrepentimos de lastimar a la otra persona?
Ofrecer una disculpa que trata de conseguir limpiar nuestra conciencia, no funcionará. Es preciso reconocer el dolor de la otra persona y luego, sentirlo de verdad.
Debe ser humilde
Una disculpa arrogante es una manera de intentar culpar a la otra persona: "siento que te haya molestado lo que he hecho, pero....". Esta disculpa superflua no denota arrepentimiento alguno, ni propósito de cambio y trata, veladamente, de culpar a la otra persona.
Una disculpa humilde es aquella en la que admitimos irregularidades: "siento haber perdido los nervios", demostrando que somos capaces de reconocer y reflexionar sobre nuestros propios defectos, para cambiar.
Una disculpa humilde es aquella en la que admitimos irregularidades: "siento haber perdido los nervios", demostrando que somos capaces de reconocer y reflexionar sobre nuestros propios defectos, para cambiar.
Debe ir encaminada hacia los objetivos generales de la relación
En una estrecha relación, ambas partes deben preservar y proteger los sentimientos del otro y aunque, no podemos recompensar con un aumento de sueldo o con un ascenso los logros de nuestra pareja, sí podemos mostrar consideración al reconocer las muchas maneras positivas que él o ella aporta a la relación al disculparnos.
En el mundo real, las personas en relaciones rara vez tienen la confianza ciega y absoluta en todo momento que se idealiza en Love Story. Habrá momentos en sea necesario pedir disculpas, pero si la base de nuestra relación es fuerte, la otra persona aceptará nuestras disculpas como sinceras y nos perdonará.
En el mundo real, las personas en relaciones rara vez tienen la confianza ciega y absoluta en todo momento que se idealiza en Love Story. Habrá momentos en sea necesario pedir disculpas, pero si la base de nuestra relación es fuerte, la otra persona aceptará nuestras disculpas como sinceras y nos perdonará.
La disculpa perfecta requiere un poco de trabajo, y depende de la naturaleza exacta de nuestra relación con la persona o personas a las que ofendemos. La confianza, la humildad, la empatía y el respeto recorrerán un largo camino hacia la conversión de una negativa en un resultado positivo.