No cabe duda que celebrar Halloween es divertido: disfrazarse uno mismo y competir con los amigos por cuál es el más logrado, maquillarse, disfrazar a tus hijos para luego llevarlos de casa en casa en busca de dulces y caramelos, sin duda, sube la adrenalina, pero no podemos pasar por alto que las fiestas que celebramos reflejan quiénes somos e influyen en nuestros valores y nuestros principios.
Solemos disfrazarla de alegría y de niños, sin darle mayor importancia, pero es lo que es: un culto a la muerte y a las tinieblas.
En este país nos apasiona todo lo que viene de afuera; vemos nuestras tradiciones populares o religiosas como algo retrógrado o friki. Huimos de todo lo que nos acerca a Cristo y acogemos con los brazos abiertos fiestas paganas, como Carnaval, Papa Noel o el mismo Halloween, que no aportan ninguna virtud ni valor alguno.
Origen de Halloween
La celebración de Halloween o víspera de todos los Santos (All hallows' even), en la madrugada del día 31 de octubre, se remonta a unos 300 años antes de Cristo y proviene de una tradición celta, el Samhain, que se celebraba el final de la temporada de cosechas y era considerada como el «Año nuevo celta», que comenzaba con la estación oscura.
Solemos disfrazarla de alegría y de niños, sin darle mayor importancia, pero es lo que es: un culto a la muerte y a las tinieblas.
En este país nos apasiona todo lo que viene de afuera; vemos nuestras tradiciones populares o religiosas como algo retrógrado o friki. Huimos de todo lo que nos acerca a Cristo y acogemos con los brazos abiertos fiestas paganas, como Carnaval, Papa Noel o el mismo Halloween, que no aportan ninguna virtud ni valor alguno.
Origen de Halloween
La celebración de Halloween o víspera de todos los Santos (All hallows' even), en la madrugada del día 31 de octubre, se remonta a unos 300 años antes de Cristo y proviene de una tradición celta, el Samhain, que se celebraba el final de la temporada de cosechas y era considerada como el «Año nuevo celta», que comenzaba con la estación oscura.
Los druídas rendían culto al dios de la muerte y de las tinieblas con sacrificios animales y humanos y brujería como petición a futuras buenas cosechas.
El año celta terminaba al final del verano, el ganado era llevado de los prados a los establos para el invierno. Ese último día, se suponía que los espíritus podían salir de los cementerios y apoderarse de los cuerpos de los vivos para resucitar.
Para evitarlo, los poblados celtas ensuciaban las casas y las "decoraban" con huesos, calaveras y demás cosas desagradables, de forma que los muertos pasaran de largo asustados. El propósito de disfrazarse era adoptar la apariencia de un espíritu maligno para evitar ser dañado.
Para evitarlo, los poblados celtas ensuciaban las casas y las "decoraban" con huesos, calaveras y demás cosas desagradables, de forma que los muertos pasaran de largo asustados. El propósito de disfrazarse era adoptar la apariencia de un espíritu maligno para evitar ser dañado.
Cuando los pueblos celtas se cristianizaron, no todos renunciaron a las costumbres paganas, es decir, la conversión no fue completa. La coincidencia cronológica de la fiesta pagana con la fiesta cristiana de Todos los Santos y la de los difuntos, hizo que algunos las mezclaran. En vez de recordar los buenos ejemplos de los santos y orar por los antepasados, se llenaron de miedo con antiguas supersticiones sobre la muerte y los difuntos.
Truco o Trato
Originalmente el truco o trato (en inglés "Trick-or-treat") era una leyenda popular de según la cual no sólo los espíritus de los difuntos eran libres de vagar por la Tierra la noche de Halloween, sino toda clase de entes procedentes de todos los reinos espirituales. Entre ellos había uno terriblemente malévolo que deambulaba por pueblos y aldeas, yendo de casa en casa pidiendo precisamente «truco o trato».
La leyenda asegura que lo mejor era hacer trato, sin importar el costo que éste tuviera, pues de no pactar con este espíritu (que recibía el nombre de Jack-o'-lantern, Jack el de la linterna, con el que se conocen a las tradicionales calabazas de Halloween), éste usaría sus poderes para hacer "truco", que consistía en maldecir la casa y a sus habitantes, dándoles toda clase de infortunios y maldiciones, como enfermar a la familia, matar al ganado con pestes o hasta quemar la propia vivienda.
Es un truco muy antiguo del diablo, enmascarar la maldad, disfrazándola de algo bueno para que la gente sucumba y "haga trato con él". En realidad, lo viene haciendo desde el principio del hombre, cuando apareció en el jardín de Edén bajo la forma de una serpiente (disfraz) y enmascarando la realidad de inocencia (como ahora en esta fiesta) puso en entredicho la voluntad de Dios con una disyuntiva: ¿Truco o Trato?
El Hombre, un ser tan ingenuo e inocente con el Mal y tan receloso e incrédulo con el Bien, parece darle morbo "disfrazarse" para no ser uno mismo a ojos de Dios y de los demás. ¿Tanto miedo tenemos a mostrarnos tal y como somos?
Nos hallamos ante na cultura de consumismo delirante que propicia cualquier oportunidad para hacer negocios, sin importar cómo ni con quién.
Esto explica su auge en nuestro país, es el resultado del enorme despliegue comercial y publicitario proveniente del cine estadounidense de Hollywood, y alentado todo ello, por el afán de negocio de restaurantes (sobre todo franquicias americanas), discotecas, tiendas de disfraces o de golosinas, grandes almacenes, etc. para convencernos de que debemos celebrarlo.
El Día de Todos los Santos
Sin embargo, el Día de Todos los Santos, para los cristianos, es una celebración relevante que refleja la fe en Dios para quienes esperan y viven según el Evangelio predicado por Jesús. El respeto a los restos mortales de quienes murieron en la fe y su recuerdo, se inscribe en la veneración de quienes han sido "templos del Espíritu Santo".
Esta celebración fue instituida por San Odilón, monje benedictino y quinto Abad de Cluny en Francia el 31 de octubre del año 998.
Al cumplirse el milenario de esta festividad, el Papa Juan Pablo II recordó que "San Odilón deseó exhortar a sus monjes a rezar de modo especial por los difuntos.
A partir del Abad de Cluny comenzó a extenderse la costumbre de interceder solemnemente por los difuntos, y llegó a convertirse en lo que San Odilón llamó la Fiesta de los Muertos, práctica todavía hoy en vigor en la Iglesia universal".
"Al rezar por los muertos -dijo el Papa-, la Iglesia contempla sobre todo el misterio de la Resurrección de Cristo que por su Cruz nos obtiene la salvación y la vida eterna. La Iglesia espera en la salvación eterna de todos sus hijos y de todos los hombres".
Juan Pablo II subrayó la importancia de las oraciones por los difuntos: "las oraciones de intercesión y de súplica que la Iglesia no cesa de dirigir a Dios, tienen un gran valor. El Señor siempre se conmueve por las súplicas de sus hijos, porque es Dios de vivos".
La Iglesia afirma que las almas del purgatorio "son ayudadas por la intercesión de los fieles, y sobre todo, por el sacrificio propiciatorio del altar", así como "por la caridad y otras obras de piedad".
En razón a ello, Juan Pablo II invitó a los católicos "a rezar con fervor por los difuntos, por sus familias y por todos nuestros hermanos y hermanas que han fallecido, para que reciban la remisión de las penas debidas a sus pecados y escuchen la llamada del Señor".
La Fiesta de Todos los Santos es una invitación a ser nosotros también santos. Las vidas maravillosas de los santos nos ayudan a vivir más perfectamente el Evangelio. Encontramos en ellos grandes amigos que intercederán desde el cielo por nuestra salvación.
Los cristianos y Halloween
Ante este auge de Halloween, merece la pena reflexionar y formularse las siguientes preguntas:
¿Es aceptable que los niños, con tal de divertirse, al visitar las casas de los vecinos, exijan un TRATO (dulces y chuches) a cambio de un TRUCO no hacerles daño, (estropear muros, tirar petardas o bombas fétidas, romper huevos en las puertas, etc.)?
- Respecto a esto Lucas 6,31 nos dice: "Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos".
¿Qué enseñanza moral o religiosa recibe el niño que, para "divertirse" se disfraza de diablo, brujas, muertos, monstruos, vampiros y demás personajes relacionados, principalmente con el mal y el ocultismo, personajes contrarios a la sana moral, a la fe y a los valores y enseñanzas de Jesús?
- Mateo 7,17-18 nos dice: "Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos".
- Mateo 6,13: "Y no nos dejes caer en la tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por los siglos de los siglos. Amén".
- 1ª Pedro 3, 8-12: "Finalmente, sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables; no devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición(...) apártese del mal, y haga el bien; busque la paz, y sígala. Porque los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos atentos a sus oraciones; pero el rostro del Señor está contra aquellos que hacen el mal".
¿Cómo podemos justificar como padres de una familia cristiana que nuestros hijos, el día de Halloween, hagan daño a las propiedades ajenas?
¿No les enseñamos a que se debe respetar a los demás?
¿No sería esto aceptar que, por lo menos, una vez al año se puede hacer el mal al prójimo?
- Mateo 22, 37-40 nos exhorta: "Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y más grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas".
Con los disfraces y la identificación que existe con los personajes del cine ... ¿no estamos promoviendo en la conciencia de los pequeños que el mal y el demonio no existen y que son sólo fantasías o diversión, un mundo irreal que nada tiene que ver con nuestras vidas y que por lo tanto no nos afectan?
- La Palabra de Dios afirma la existencia del diablo, del enemigo de Dios en Santiago 4,7: "Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros".
- 1ª Pedro 5,8: "Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar".
- Efesios 6,11: "Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo".
- Lucas 4,2: "Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto. Por cuarenta días fue tentado por el diablo. Y no comió nada en aquellos días, pasados los cuales, tuvo hambre".
¿No es Halloween otra forma de relativismo religioso con la cual vamos permitiendo que nuestra fe y nuestra vida cristianas se debiliten?
Si aceptamos todas estas ideas y las tomamos a la ligera en "aras de la diversión de los niños" ¿Qué les diremos cuando crezcan, si de pequeños les permitimos celebrar Halloween, cuando acudan a los brujos, hechiceros, médiums, tarotistas, ocultismo y otras actividades contrarias a lo que nos enseña la Biblia?
Es que nosotros, como cristianos, mensajeros de la paz, el amor, la justicia, portadores de la luz para el mundo ¿podemos identificarnos con una actividad así en donde todos sus elementos hablan de temor, injusticia, miedo y oscuridad?
- Filipenses 4,9: "Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros".
- Gálatas 5,22-23: "Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,mansedumbre, templanza".
- Mateo 5,14: "Vosotros sois la luz del mundo".
- Juan 8,12: "Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida".
Jesucristo es la victoria sobre el mal
La sociedad moderna, jactándose de ser pragmática y científica, ha rechazado a Dios por considerarlo un mito ya superado. Al mismo tiempo, para llenar el vacío del alma, el hombre de hoy ha retrocedido hacia el absurdo de la superstición y del paganismo. Ha cambiado a Dios por el mismo demonio.
Como católicos, profesamos que sólo Jesucristo nos libera de la muerte. Solo Él es la luz que brilla en la oscuridad de los largos inviernos espirituales del hombre. Solo Él nos protege de Satanás, sus monstruos y sus demonios. Solo Él le da sentido al sufrimiento con su Cruz. Solo Él es vencedor sobre el sufrimiento y la muerte. Solo Dios basta para quién ha recibido la gracia y vive como discípulo de Cristo. Con Cristo la cultura de la muerte cede el paso al amor y la vida.
La nueva evangelización pasa por la acción desde el amor, desde la amistad, pasa por la conquista del otro por la seducción, no por la imposición. No se trata de discutir sobre quién quien tiene la razón. En lugar de eso, meditemos desde el silencio en las cosas que creemos y hagámoslas:
- Pon en el perfil de tu whatsapp la foto de tu santo favorito.
- Ve al cementerio a visitar a tus familiares y a ponerles flores.
- Reza por sus almas.
- Habla con tus hijos de sus santos favoritos mientras desayunas.
- Lee algo sobre la santidad.
- Haz una obra de caridad en silencio que te haga más santo.
- Haz un rato de oración extra por las almas del purgatorio.
- Lleva a tu hijo bajo un santo en una iglesia y háblale de el y explícale porque esta ahí.
- Habla de los fallecidos queridos a tus hijos y cuéntales que están vivos y cuéntales batallas de antaño para que queden vivos en su memoria.
(Gracias Luisjo)