Era cuestión de tiempo...cuando el corazón está anestesiado, el cuerpo no se mueve ni responde a los impulsos. El alma desaparece.
Sí, queridos amigos, el corazón del Real Madrid está anestesiado, su cuerpo se vuelve insensible, sus músculos se relajan, su boca babea y el cirujano aprovecha, con bisturí afilado y mala saña, para sajarlo de par en par.
Lo vivido ayer en el Bernabeu es prueba irrefutable de que la anestesia ha llegado al césped, de que hemos pasado de una anestesia local a una general, que produce en el cuerpo (el club) relajación, falta de sensibilidad, ausencia de dolor y bloqueo de los recuerdos.
Los pulmones (los jugadores) están encogidos, el estómago (el entrenador) se retuerce y el corazón (los socios) se marchita.
El cerebro (la junta directiva) se empeña en hacer creer al resto del cuerpo que todo funciona bien, que todo es normal e impone a los pulmones respirar CO2 (la ausencia de valores) y al estómago digerir un alimento en mal estado (la alineación) que, unido al curare (la gestión deportiva) que circula por las venas, colapsa el cuerpo y le arrastra hacia la impotencia.
¿Hasta cuándo permitiremos que el curare siga circulando por nuestras venas contaminando nuestra sangre?¿Hasta cuando permitiremos que el cerebro siga arruinando nuestro cuerpo?¿Hasta cuando permitiremos que la alineación se forje en los despachos? ¿Hasta cuando permitiremos que nuestros valores, que hicieron a nuestro cuerpo grande y admirado, sigan por los suelos?
El desequilibrio deportivo e institucional ha llegado a un punto de no retorno.
¿Quién enseña madridismo en el vestuario? ¿Quien forja el carácter de este equipo para salir a competir en un clásico visto por medio mundo? ¿Cuántos españoles había ayer en el césped? ¿Cuántos "Juanitos"? ¿Cuántos entienden en la plantilla lo que representa un clásico? ¿Dónde están los jugadores con galones? ¿galones o millones?
El presidente y los suyos siguen ávidos contando billetes y "haciendo caja" en los despachos, mientras, en nuestra propia casa, la deshonra, la vergüenza y la humillación quedan impresas con sangre en los anales de la historia. Seguramente, la única medida será destituir al entrenador, como si eso les hubiera dado resultado.
Una afición anestesiada, una directiva sin proyecto, un equipo perdido, un club sin rumbo, un Real Madrid sin orgullo.
Queridos socios, queridos madridistas, pensad detenidamente: Si el corazón no funciona sano, con su ritmo habitual, si sufre ataques... ¿cómo va a funcionar el cerebro o el resto del cuerpo?
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