We think too much and feel too little
Charlie Chaplin, El Gran Dictador
¿Qué nos estamos perdiendo de la vida que realmente quisiéramos vivir?
Yo diría que una cosa muy común y destructiva: es que pensamos demasiado.
Preocuparnos demasiado no aleja los problemas de mañana, aleja la paz de hoy.
Preocuparnos demasiado no aleja los problemas de mañana, aleja la paz de hoy.
Dando mil vueltas a cada pequeño problema, hacemos que éste se vuelva más grande y que nos preocupe más de lo que en realidad es necesario. Pensamos demasiado en las cosas positivas hasta que dejan de serlo y se convierten en negativas.
Analizamos demasiado las cosas, con lo que la felicidad que podemos obtener simplemente de disfrutar de algo en su momento, desaparece.
Con ello, no pretendo justificar que las cosas importantes no se deban planificar y meditar, pero estar obsesionado con los problemas puede hacer que nos perdamos el disfrute de la vida, al convertirnos en personas que auto-sabotean las cosas buenas que nos suceden.
En este artículo me gustaría compartir 9 hábitos que nos ayudarán a convertirnos en pensadores más simples pero más inteligentes y a vivir una vida más feliz y con menos preocupaciones.
1. Ver las cosas con perspectiva más amplia.
Es muy fácil caer en la trampa de pensar demasiado las cosas pequeñas en la vida, pero preguntémonos:
¿Esto me importará dentro de 1 año?
O incluso ¿dentro de 1 mes?
Haciéndonos esta simple pregunta podemos romper rápidamente el hábito de pensar demasiado y contribuir a dejar que esta situación se diluya, a enfocar nuestro tiempo y energía en algo realmente importante y que merezca la pena.
2. Establecer plazos cortos para las decisiones.
Si no tenemos marcado un límite de tiempo para adoptar una decisión y tomar medidas a continuación, lo normal es que sigamos dándole vueltas y vueltas al asunto, mirándolas desde todos los ángulos, eternamente.
Por ello, es necesario que aprendamos a optimizar la toma de decisiones, para entrar en acción mediante el establecimiento de plazos, en nuestra vida diaria. No importa si se trata de una decisión pequeña o grande.
Para las pequeñas decisiones, tómate 30 segundos y para las decisiones un poco más importantes, un plazo de 30 minutos o déjalo para el final del día.
3. Convertirse en una persona de acción.
El establecimiento de plazos ayuda a ser una persona de acción, aunque sea mediante la toma de pequeñas decisiones hacia adelante, nos ayuda a no quedarnos parados o abrumados y nos insta a tomar una decisión.
4. No se puede controlar todo.
Pensar las cosas 50 veces puede ser una manera de tratar de controlar todo y así no correr el riesgo de equivocarnos pero todos cometemos errores, excepto los que no actúan.
Además, los errores nos enseñan muchísimas más cosas que los aciertos. Así que dejemos de tratar de controlarlo todo. Simplemente, no funciona, porque nadie puede ver todos los ángulos posibles con antelación y acertar siempre.
5. Posponer los problemas cuando no podamos pensar con claridad.
A veces, cuando tenemos hambre o estamos acostados en la cama nos atormentan los pensamientos negativos zumbando alrededor de nuestra mente.
Es necesario decirnos de forma rápida: No, no, no vamos a pensar en esto ahora, no es el momento, entre otras cosas, porque nuestra capacidad está mermada y cualquier problema que tengamos, lo magnificaremos.
Es mejor que lo meditemos a la mañana siguiente, después de haber dormido y desayunado, porque nuestra capacidad analítica va a ser mucho mayor y nos daremos cuenta de que el problema es insignificante o de menor importancia de lo que creíamos, y a buen seguro, lidiaremos éste de una forma adecuada y constructiva.
Es necesario decirnos de forma rápida: No, no, no vamos a pensar en esto ahora, no es el momento, entre otras cosas, porque nuestra capacidad está mermada y cualquier problema que tengamos, lo magnificaremos.
Es mejor que lo meditemos a la mañana siguiente, después de haber dormido y desayunado, porque nuestra capacidad analítica va a ser mucho mayor y nos daremos cuenta de que el problema es insignificante o de menor importancia de lo que creíamos, y a buen seguro, lidiaremos éste de una forma adecuada y constructiva.
6. No perderse en preocupaciones innecesarias.
Otra trampa en la que caemos muchas veces es que nos perdemos en preocupaciones innecesarias sobre alguna situación de nuestra vida. Y así, nuestra mente corriendo alocadamente, crea escenarios de desastre y desolación sobre lo que podría pasar si hacemos algo.
Por ello, la pregunta es: honestamente, ¿qué es lo peor que podría pasar?
Y cuando sepamos qué es lo peor que podría pasar, es entonces cuando podremos establecer nuestros plazos para pensar en lo que podemos hacer si eso sucediera, algo que, a menudo, suele ser bastante improbable que ocurra.
Para encontrar esta claridad de pensamiento, por lo general, sólo son necesarios unos pocos minutos de tiempo y un poco de energía, y los beneficios redundarán en ahorro de tiempo y sufrimiento.
7. Hacer ejercicio.
Esto puede sonar un poco extraño, pero el deporte ayuda a liberar la mente de tensiones y preocupaciones innecesarias, aparte de mantenernos sanos y en forma.
8. Pasar más tiempo en el momento presente.
Al estar disfrutando del presente de nuestra vida cotidiana y no en el pasado o un futuro posible, reemplazaremos el hábito de pensar demasiado las cosas que pasaron o que pudieran pasar. ¿Cómo?
Aqui van tres maneras para volver a conectar con el presente:
- Reducir la velocidad. Movernos más lentos, hablar más despacio o notar nuestra respiración, por ejemplo. De esta manera somos más conscientes de cómo utilizar nuestro cuerpo y lo que está sucediendo a nuestro alrededor en estos momentos.
- Digámonos a nosotros mismos: Ahora soy... ahora estoy... Este recordatorio simple ayuda a nuestra mente para dejar de deambular y atrae nuestra atención de nuevo a lo que está sucediendo en este momento.
- Interrumpir y volver a conectar. Si sentimos que nos perdemos en el pensamiento excesivo, entonces interrumpir ese pensamiento, gritándonos: ¡ALTO! y volver a conectar con el momento presente, tomando sólo 1-2 minutos para concentrarse plenamente en lo que está sucediendo a nuestro alrededor con todos los sentidos.
9. Pasar más tiempo con la gente que no piensa demasiado las cosas.
Nuestro entorno social juega un papel importante. Y no sólo a las personas y grupos cercanos a nosotros, también lo que leemos, escuchamos y observamos. Los blogs, libros, foros, películas y música de nuestra vida.
Se trata de no pensar demasiado en las cosas negativas, y encontrar maneras de gastar más de nuestro tiempo y atención en las personas y las cosas que tienen un efecto positivo en nuestro pensamiento y en nuestra vida.
Fuente:
http://xposethereal.com
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