Uno de los problemas por los que muchos líderes fracasan en desarrollar una tarea es no darse cuenta que siempre es mejor contar con la ayuda de un equipo: delegar.
Pero una buena delegación requiere cierta habilidad porque existe un gran defecto muy común en los líderes: la mentalidad de que “si quiero que se haga bien, lo mejor es que lo haga yo mismo”.
Cuando una persona lidera grupos, ni puede ni debe intentar hacer todo; primero, porque es imposible y segundo, porque esta actitud no da resultados.
En el proceso de toda tarea exitosa existe un momento, en el que ésta crece a un nivel tal que resulta imposible que una sola persona lo lleve adelante de manera eficiente.
Es el momento de la selección del equipo. Al llegar a esta etapa, muchos líderes tienden a cometer algunos de los siguientes errores de gestión, errores que son comunes pero afortunadamente evitables:
Algunos líderes a veces tienen y dan la sensación de “saberlo todo” porque después de todo, “es su negocio”.
Pero cuando trabajamos en equipo, la delegación es fundamental para obtener fruto.
Para que haya crecimiento, el líder necesita entrenar a otras personas y darles la libertad para hacer el trabajo asignado bajo una supervisión.
Delegamos tareas con el fin de cumplir la misión de la organización. Delegar eficientemente es delegar las tareas adecuadas (no todas las tareas son delegables) en las manos competentes.
Algunos líderes a veces parecen “demasiado ocupados” para atender a su equipo. Tienden a reunirse más con otros que con sus propios colaboradores o si lo hacen con estos no se les escucha lo necesario.
Ser accesible a tus colaboradores siempre es muy positivo e inteligente, pues ambas partes tienen objetivos en común: asegurar el cumplimiento de la tarea según las expectativas y sin sobresaltos.
3. No actualizar tus conocimientos
El conocimiento es muy dinámico y cuanto más conoces, más descubres lo que necesitas saber. Todo líder tiene que tener la mente abierta para ampliar el conocimiento en lo que atañe a su labor.
Y el conocimiento se puede obtener: externamente mediante libros, expertos en la materia, etc. o internamente, escuchando y conociendo los talentos de los colaboradores.
4. No saber motivar o desmotivar
Un buen líder debe saber lo que motiva a su equipo para dar lo mejor de si, para trabajar más eficientemente. Es erróneo suponer que su responsabilidad y el propio trabajo son suficiente motivación.
Pero más grave es la desmotivación. Esta sucede a menudo cuando un líder plantea trabajos a sus colaboradores sin marcar de forma concreta lo que se necesita o lo que se quiere. Una vez finalizado la tarea, el líder la revisa y pone reparos en todo.
Es ahí cuando surge la desmotivación porque el ayudante se viene abajo. Ninguna persona puede hacer su trabajo correcta y eficientemente si está desmotivada.
Para tratar de paliar estos problemas, podemos aplicar estas sencillas sugerencias:
1.
Establecer el objetivo.
¿Qué hay que hacer? ¿Cuál debe ser
el resultado final? ¿Por qué os pido hacerlo? ¿Cuál es el proceso? Este es el
momento donde hay que ser lo más específico posible. Establecer las expectativas,
lo que se espera de ellos, para que nadie tenga dudas de lo que se les exige. Incluso,
haz preguntas para asegurarte de que las otras personas entienden lo que les
estás pidiendo que hagan. A continuación, permite que hagan preguntas para
aclarar los detalles. Pero marca los procesos. No dejes que trabajen sin
definir qué hacer y luego deshagas lo que hayan hecho.
2. Establecer una fecha límite.
Las misiones
sin plazos tienden a no realizarse. Siempre surgirán otras prioridades y
eclipsarán la tarea original. Es preciso establecer límites: Si no es urgente,
dales un poco más de tiempo para completarlo. Si no es preciso establecer una
fecha límite, permíteles que te digan cuando lo harán. Existe una estupenda
aplicación de gestión de listas de tareas llamada Wunderlist que puedes
descargarte y que te será muy útil.
3.
Realizar un seguimiento de control.
Esta es una de las
cosas que más olvidan hacer los líderes. A medida que tu confianza en las otras
personas aumente, dejarás de hacer esto sistemáticamente. Pero siempre será
necesario. Es necesario que eches un vistazo al asunto para asegurarte no sólo
que se está haciendo, sino que se está haciendo correctamente y según lo
acordado y esperado. Esto no quiere decir que el líder desconfíe, sino que
busca la mejora continua.
4. Buscar la retroalimentación
La parte más importante de la delegación es que produzca feed-back. No
tiene por qué ocurrir siempre (sobre todo, si ya os conocéis lo suficiente) pero sí a menudo.
Si todo ha ido
bien, se cumplen las expectativas o incluso si se superan, díselo. Si no se han
cumplido, díselo.
Habla con ellos, es
esencial tanto el hecho de que sepas como se está haciendo (o como lo ha hecho),
como el que el equipo sepa cómo lo está haciendo(o como lo ha hecho).
Si no cumplen las
expectativas y no se lo dices, la próxima vez que delegues ocurrirá lo mismo o
puede incluso que no delegues en ellos. Entonces, el que no cumplirá las
expectativas como líder serás tú.
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